miércoles, 1 de septiembre de 2010



En el vídeo se recrea una serie de mudras, encadenados en suave transición por el movimiento de los dedos y manos. La imagen ha sido cuidada, y la iluminación otorga a la exhibición de la práctica un carácter en cierta medida misterioso y oculto. La música elegida refuerza ese efecto. Quizá no sea estrictamente eso lo que los mudras procuran: más bien traen el misterio de la energía y el espíritu a algo tan cotidiano y próximo como nuestras propias manos -y ese es su mayor mérito-, pero el vídeo se ve con agrado y se le ha dado una presencia artística que se agradece también. Sólo advertir que la presentación dura más de un minuto. Las imágenes de las manos configurándose en mudras empiezan a partir de ahí, con un breve comentario en torno a la mitad de su metraje.

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